Inscripción exterior en uno de los muros de la catedral de Murcia |
En la fachada lateral de la catedral de Murcia y en su acceso por la plaza de la Cruz, tal
como refleja la imagen, se puede leer una inscripción que dice lo siguiente:
“JOSÉ ANTONIO PRIMO DE RIVERA
¡PRESENTE!”
Ésta sólo se puede entender como el recordatorio sangriento
de quienes, ayudándose de las fuerzas de las armas y tras atentar contra el
gobierno legítimo y democrático de la II República española, sólo supieron
imponerse por la vía de la persecución, muerte y destrucción de todo elemento
demócrata que osara permanecer vivo tras el triunfo del terrible golpe de
estado del general Franco.
José Antonio Primo de Rivera, cuyo único
mérito es ser el fundador de un partido fascista, no puede ser homenajeado
públicamente por más tiempo en un lugar de paz, perdón y concordia, como se
supone debe ser una iglesia-catedral.
Entendemos que, si la Iglesia católica quiere hoy aparecer
como una institución al servicio de la paz y la concordia, el mantenimiento por el obispado de esa
inscripción en la fachada de la catedral no contribuye nada a ello, pues esa
leyenda en uno de los lienzos del templo catedralicio nos retrotrae a aciagos
momentos de nuestro pasado histórico más reciente, con una clara complicidad de
la jerarquía eclesiástica con las
fuerzas de la reacción que querían derribar la Segunda República (Pastoral del
Cardenal Segura de mayo de 1931), complicidad que pasó a ser colaboración plena
con el dictador en el transcurso de la Guerra (Pastoral colectiva del
Episcopado Español de julio de 1937), calificando
a aquélla de Cruzada de liberación, sin olvidar que, tras la guerra, amplios sectores de la Iglesia
colaboraron activamente en la vorágine represiva
franquista.
Recordemos, además, que la catedral de Murcia fue declarada Monumento Histórico Nacional en junio de 1931 por la II República, disfrutando desde ese momento del máximo grado de protección cuando fue perpetrada la inscripción. Es decir, desde el mismo momento en que se plasmó el rótulo falangista en uno de los muros del Monumento, se estaba vulnerando con premeditación y alevosía la misma protección de la que fue provista .
Recordemos, además, que la catedral de Murcia fue declarada Monumento Histórico Nacional en junio de 1931 por la II República, disfrutando desde ese momento del máximo grado de protección cuando fue perpetrada la inscripción. Es decir, desde el mismo momento en que se plasmó el rótulo falangista en uno de los muros del Monumento, se estaba vulnerando con premeditación y alevosía la misma protección de la que fue provista .
Ya el pasado 4 de mayo de 2017 esta Federación, en carta
dirigida al Obispo de la diócesis Cartagena-Murcia, y en diciembre de ese año
la Asociación de Memoria Histórica de Murcia, en entrevista con el Deán de la
Catedral, solicitamos oficialmente que se restituyera la legalidad vigente,
conculcada permanentemente por esta inscripción, ya que no respeta la vigente
ley 52/2007 llamada de Memoria Histórica.)
Por todo
ello, exigimos a la Dirección General de Patrimonio y a la Dirección General de
Bienes Culturales de la Comunidad Autónoma de Murcia a que insten al Obispado,
en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica, al borrado de esa ignominiosa
inscripción falangista, totalmente anacrónica y contraria a los valores de una
sociedad democrática.
Murcia, 23 noviembre de 2019.
Murcia, 23 noviembre de 2019.