En la mañana del pasado día 5, en Murcia, en la Biblioteca Regional, ha quedado expuesta la colección de fotografías de la muestra 'El fotógrafo del horror. La historia de Francisco Boix y las fotos robadas a los SS de Mauthausen’, de la que es comisario Benito Bermejo, autor de un libro con el mismo título.
La muestra está compuesta por instantáneas realizadas y robadas por el fotógrafo español Francisco Boix que, como otros compatriotas que fueron internados en aquellos campos nazis de la muerte, salvó su vida porque fue uno de los fotógrafos de Mauthausen, lo que le permitió no sólo hacer sus propias fotos del horror de ese campo, sino que pudo esconder fotografías de los propios SS, material que fue fundamental luego en los juicios de Nuremberg.
Esta muestra trata de dar a conocer al público en general, además de todo lo ocurrido, el protagonismo de Boix en hechos clave de la historia reciente y su contribución a la cimentación del Derecho Internacional y la persecución de los crímenes de guerra y de lesa humanidad en los campos de concentración.
La muestra, además, tiene un indudable interés histórico y de denuncia, pues es
sabido que el paso del PP por el Gobierno ha supuesto durante estos años el incremento
de los relatos franquistas no sólo sobre la Guerra Civil española sino sobre
el mismo hecho del exterminio practicado por los nazis en esos campos. La ausencia del reconocimiento al sufrimiento de tantas y
tantas víctimas del nazismo por parte de las autoridades españolas –con
excepciones- contrasta con los homenajes que se les tributa a esos republicanos
españoles allende los Pirineos.
Impulsada por la Asociación de Memoria Histórica de Murcia, el Ateneo
Republicano de Murcia y la Federación Regional de Asociaciones de la Memoria
Histórica, con la colaboración de la Bibioteca Regional, la muestra, que viene
siendo expuesta en toda España, ha recorrido en los últimos meses varias
localidades de la Región de Murcia y podrá visitarse en la capital de la Región
hasta el próximo día 22 de junio.
Recordemos que, con la caída de
Barcelona en febrero de 1939, se inicia un masivo éxodo de personas por los
Pirineos hacia territorio francés. Más de 500.000 personas atravesaron la frontera en pocos días, en unas
condiciones lamentables, por el frío y por los ataques de la aviación. El
gobierno francés, ante la avalancha de refugiados, improvisó unos campos
cercanos a la frontera, al aire libre, sin barracones y sin las más mínimas
condiciones de habitabilidad, vigilados por soldados senegaleses. Nombres como
los de Barcarès, Setfond, Argéles sur Mer, Saint Cyprien, Le Barcarès y otros
se han hecho tristemente célebres.
Grupo de refugiados españoles en un stalag. |
Más de 40.000 soldados republicanos españoles de esos campos, ante la
imposibilidad de regresar a España, terminaron alistándose en la Legión
Extranjera francesa o en batallones de trabajadores, para auxilio del ejército
francés, pero sin armas.
Tras la ocupación alemana de Francia y la posterior consolidación en el sureste francés del régimen colaboracionista de Vichy, fueron hechos prisioneros y enviados, en principio, a campos (los ‘stalag’), en los que, inicialmente, se respetaban los derechos inherentes a la Convención de Ginebra. Pero ese periodo fue fugaz: abandonados por el régimen franquista -pues Serrano Suñer, cuñado del dictador , negoció con Himmler la eliminación gradual de esos españoles a los que consideraba apátridas-, dieron con sus huesos, entre otros, en dos campos de exterminio de triste recuerdo: Mauthausen y su campos anexos, Gusen I y Gusen II, ubicados a pocos kilómetros del primero. Se sabe que del total de 7.200 españoles que pasaron por allí sólo sobrevivió aproximadamente un tercio de ellos.
Tras la ocupación alemana de Francia y la posterior consolidación en el sureste francés del régimen colaboracionista de Vichy, fueron hechos prisioneros y enviados, en principio, a campos (los ‘stalag’), en los que, inicialmente, se respetaban los derechos inherentes a la Convención de Ginebra. Pero ese periodo fue fugaz: abandonados por el régimen franquista -pues Serrano Suñer, cuñado del dictador , negoció con Himmler la eliminación gradual de esos españoles a los que consideraba apátridas-, dieron con sus huesos, entre otros, en dos campos de exterminio de triste recuerdo: Mauthausen y su campos anexos, Gusen I y Gusen II, ubicados a pocos kilómetros del primero. Se sabe que del total de 7.200 españoles que pasaron por allí sólo sobrevivió aproximadamente un tercio de ellos.
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